Clavarse mil cuchillos y no conseguir la satisfacción de lastimarse.
No es suficiente.
No se explicarlo.
No estoy segura de entender el por qué.
Pero necesito el dolor.
En realidad no es inventarlo.
No es crearlo.
Es traerlo a la superficie.
A la superficie.
Para poder ahogarme.
Ahogarme.
Ahogarme.
Cada molécula de aire saliendo de mi cuerpo.
Hasta que no quede ni una.
Dejar de flotar entonces, hundirme.
Sin aire.
Sólo agua, por dentro y por fuera.
Por todos lados, sólo agua.
No hay bien sin mal.
No hay mal sin bien.
No hay luz sin sombra.
No hay sombra sin luz.
No hay agua sin aire.
No hay aire sin agua.
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