En el mundo real no existen las constantes. Todo tiene un principio y un final. Pero las cosas que más me molestan son las intermitentes: hoy existo, mañana no, pasado un poquito, después capaz, devuelta no, otra vez si. No te dejan acostumbrare a la realidad, nunca sabes que vendrá después y siempre te dejan apuñalas cuando menos lo esperás.
Lamentablemente, mi mundo son puras intermitentes. Todos son intermitentes para mi. Amigos, familia, etc. Algunos dan por sentado el cariño y apoyo contante de los padres pero no siempre funciona así, no para todos.
La vida me lo recuerda a los golpes más o menos seguido: sólo hay un algo constante en mi vida. Y ese algo soy yo. Soy todo y lo único que va a estar siempre, soy lo único constante. Siempre van a acudir a mi mis pensamientos, mi aliento, mis lágrimas y la sangre que emana cuando me corto.
Irónicamente, esta única constante es la única que me gustaría borrar, hacer desaparecer.
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